Por cierto, he de añadir, que pese a sus 58 años, el tío lucía unos vaqueros que le sentaban mejor que bien!! ;)
También os dejo una fotillo del contento general ocasionado previamente por los mojitos de la Happy Hour del Fridays :)
MADRID.- Ni media hora de retraso ni un sonido de calidad más que cuestionable hicieron mella en Bruce Springsteen, que salió al Santiago Bernabéu dispuesto a comerse el escenario. Lo hizo a bocados, sin apenas pausas, a través de grandes éxitos, rarezas y complicidades con el entregado público madrileño, unas 60.000 personas que llenaron el estadio.
Venía el 'Boss' a Madrid presentar 'Magic', su último disco con la irrepetible E Street Band, y se fue con aires de clásico tras tocar más de 25 canciones entre las que cuesta destacar alguna. Porque Springsteen se acerca cada vez más al mito, es uno de los últimos animales de escenario del rock, una raza privilegiada en peligro de extinción.
Supo abrir el concierto con 'Night', una canción poco conocida de 'Born To Run', y lo hizo a un volumen atronador, quizá más por la mala acústica del recinto que por su empeño. La calidad del sonido mejoró poco a poco y, tras varios temas sin apenas descanso y mucha colaboración vocal del guitarrista Steven Van Zandt, también famoso por interpretar a Silvio Dante en Los Soprano, llegó 'Spirit In The Night'.
Fue el primer delirio de la noche, una de esas canciones hechas para el directo, repleta de subidas y bajadas que Springsteen aprovecha como nadie desde hace más de 30 años. Y, como si aún fuese un veinteañero descarado, se lanzó al público, se dejó aupar por él, bromeó y jugueteó una y otra vez. Disfrutó e hizo disfrutar.
Así, tras una extraordinaria versión de 'Summertime Blues', Springsteen se atrevió por primera vez con el español con un "hola, Madrid. Es genial estar de vuelta con mis amigos" y una felicitación a la selección de fútbol por su victoria en la Eurocopa con la que se metió a todos en el bolsillo.
Peticiones y guiños
Siempre atento a su público, el 'Boss' no dudo en recoger varias peticiones en forma de carteles. La primera de ellas fue 'Brilliant Disguise', que sonó realmente bien e incluyó un beso a su compañera y guitarrista, Patti Scialfa. Más tarde haría lo mismo con 'Cover Me'.
Decenas de espectadores alzan los brazos durante el concierto.
Entre pausas para temas ligeramente más lentos, como 'The River', y otros más bailables, como 'Out in the Street', transcurrió con calma el concierto, que prácticamente alcanzó las tres horas. En todo este tiempo, Springsteen no dejó de acercarse al público, de chocar manos, de hacer guiños, de pedir colaboración... incluso se atrevió a refrescar a los más cercanos con varias botellas de agua.
'Because the Night', mil veces versionado y compuesto junto a Patti Smith, fue el segundo y vibrante gran momento de la noche, con un largo solo de guitarra con piruetas incluidas de Nils Lofgren que hubiesen firmado muchos de los grandes de este instrumento.
No faltó el toque comprometido de un artista que ha apadrinado inciativas como 'Vote for Change'. Springsteen aseguró que en su país se han producido "recortes en derechos civiles". "Tenemos que luchar", gritó, antes de tocar 'Living in the Future', de su último disco, 'Magic'.
Una pequeña pausa que dio paso a otro de los momentos grandes de la noche: 'Mary's Place', para la que dijo necesitar la colaboración de todo el público. Quizá, junto a 'Spirit in the Night', la mejor interpretación de la noche, una vez más, entre todo tipo de mensajes hacia el público, directamente o a través de las cámaras del escenario.
Un pequeño escenario para un grande del rock
La E Street Band llegó en una pequeña furgoneta. Y subió a un pequeño escenario -comparado con el que mueven otras estrellas del rock- de tamaño más que suficiente para dar cobijo a una estrella y para iluminar uno de los estadios de fútbol más grandes del mundo.
La primera pausa larga, aunque se hizo corta por la sonora petición para que la banda volviese al escenario llegó tras una inolvidable 'Badlands' que levantó a todos los asistentes. Lo que vino después fue casi mejor: una versión de 'Jungleland' en la que brillaron el saxo del gran Clarence Clemons y la voz rota, casi 'a capella' del 'Boss'.
Una última ráfaga de rock durante la que sólo los valientes permanecieron sentados: 'Seven Nights to Rock', 'Born to Run' y 'Dancing in the Dark' dejó vía libre para que Springsteen rematase el concierto con el espectacular 'country-folk' de 'American Land'.
Y cuando más patriotismo parecía imposible, el 'Boss' sacó todo su genio, cruzó el Atlántico y llegó hasta Liverpool. Una larga y celebrada versión del 'Twist and Shout' de los Beatles puso el broche de oro a un concierto con un auditorio entregado que, sin duda, se volvió a conciliar con el mejor Springsteen.
Venía el 'Boss' a Madrid presentar 'Magic', su último disco con la irrepetible E Street Band, y se fue con aires de clásico tras tocar más de 25 canciones entre las que cuesta destacar alguna. Porque Springsteen se acerca cada vez más al mito, es uno de los últimos animales de escenario del rock, una raza privilegiada en peligro de extinción.
Supo abrir el concierto con 'Night', una canción poco conocida de 'Born To Run', y lo hizo a un volumen atronador, quizá más por la mala acústica del recinto que por su empeño. La calidad del sonido mejoró poco a poco y, tras varios temas sin apenas descanso y mucha colaboración vocal del guitarrista Steven Van Zandt, también famoso por interpretar a Silvio Dante en Los Soprano, llegó 'Spirit In The Night'.
Fue el primer delirio de la noche, una de esas canciones hechas para el directo, repleta de subidas y bajadas que Springsteen aprovecha como nadie desde hace más de 30 años. Y, como si aún fuese un veinteañero descarado, se lanzó al público, se dejó aupar por él, bromeó y jugueteó una y otra vez. Disfrutó e hizo disfrutar.
Así, tras una extraordinaria versión de 'Summertime Blues', Springsteen se atrevió por primera vez con el español con un "hola, Madrid. Es genial estar de vuelta con mis amigos" y una felicitación a la selección de fútbol por su victoria en la Eurocopa con la que se metió a todos en el bolsillo.
Peticiones y guiños
Siempre atento a su público, el 'Boss' no dudo en recoger varias peticiones en forma de carteles. La primera de ellas fue 'Brilliant Disguise', que sonó realmente bien e incluyó un beso a su compañera y guitarrista, Patti Scialfa. Más tarde haría lo mismo con 'Cover Me'.
Decenas de espectadores alzan los brazos durante el concierto.
Entre pausas para temas ligeramente más lentos, como 'The River', y otros más bailables, como 'Out in the Street', transcurrió con calma el concierto, que prácticamente alcanzó las tres horas. En todo este tiempo, Springsteen no dejó de acercarse al público, de chocar manos, de hacer guiños, de pedir colaboración... incluso se atrevió a refrescar a los más cercanos con varias botellas de agua.
'Because the Night', mil veces versionado y compuesto junto a Patti Smith, fue el segundo y vibrante gran momento de la noche, con un largo solo de guitarra con piruetas incluidas de Nils Lofgren que hubiesen firmado muchos de los grandes de este instrumento.
No faltó el toque comprometido de un artista que ha apadrinado inciativas como 'Vote for Change'. Springsteen aseguró que en su país se han producido "recortes en derechos civiles". "Tenemos que luchar", gritó, antes de tocar 'Living in the Future', de su último disco, 'Magic'.
Una pequeña pausa que dio paso a otro de los momentos grandes de la noche: 'Mary's Place', para la que dijo necesitar la colaboración de todo el público. Quizá, junto a 'Spirit in the Night', la mejor interpretación de la noche, una vez más, entre todo tipo de mensajes hacia el público, directamente o a través de las cámaras del escenario.
Un pequeño escenario para un grande del rock
La E Street Band llegó en una pequeña furgoneta. Y subió a un pequeño escenario -comparado con el que mueven otras estrellas del rock- de tamaño más que suficiente para dar cobijo a una estrella y para iluminar uno de los estadios de fútbol más grandes del mundo.
La primera pausa larga, aunque se hizo corta por la sonora petición para que la banda volviese al escenario llegó tras una inolvidable 'Badlands' que levantó a todos los asistentes. Lo que vino después fue casi mejor: una versión de 'Jungleland' en la que brillaron el saxo del gran Clarence Clemons y la voz rota, casi 'a capella' del 'Boss'.
Una última ráfaga de rock durante la que sólo los valientes permanecieron sentados: 'Seven Nights to Rock', 'Born to Run' y 'Dancing in the Dark' dejó vía libre para que Springsteen rematase el concierto con el espectacular 'country-folk' de 'American Land'.
Y cuando más patriotismo parecía imposible, el 'Boss' sacó todo su genio, cruzó el Atlántico y llegó hasta Liverpool. Una larga y celebrada versión del 'Twist and Shout' de los Beatles puso el broche de oro a un concierto con un auditorio entregado que, sin duda, se volvió a conciliar con el mejor Springsteen.